10 de febrero de 2025

Milei en su laberinto

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Por Daniel Gray

En la mañana del jueves 23 de enero el presidente Milei dio su discurso frente al Foro Económico Mundial reunido en Davos. Allí atacó al mismo Foro Económico, a Gran Bretaña, Bruselas, las universidades, los medios de comunicación, el estado, la clase política, los sindicatos y los organismos multilaterales por ser defensores de la “ideología woke” y, por extensión, del estado benefactor. Maquillado para mejorar sus facciones deterioradas por la edad, el sobrepeso y los viajes, Milei se consideró parte de una alianza internacional conformada por Elon Musk, Trump, Orbán, Netanyahu, Meloni y Bukele, que lleva adelante una cruzada por la libertad y los valores tradicionales de occidente. Milei leyó apresuradamente su discurso y casi no realizó sus habituales gestos y cambios de voz para resaltar palabras. La sala estaba semivacía y no tuvo muchos aplausos cuando terminó su show.

Milei comenzó su discurso haciendo lo mejor que sabe hacer: hablar maravillas de sí mismo. Recordó que hacía un año él mismo en ese mismo lugar le había dicho a toda la dirigencia mundial que estaban equivocados, que se dirigían al fracaso y que occidente estaba en peligro. Y que él mismo traía la buena nueva de la salvación: occidente se salvaría si destruía el estado, culpable de todos los males. El mundo debía hacer lo que Argentina estaba haciendo: abrazar las ideas de la libertad. Y él podía hacer esta transformación porque era un presidente que no pertenecía a la casta política y que no tenía apoyo ni de las empresas, ni de las finanzas, ni de los medios de comunicación. Él, Javier Milei, venía de afuera del sistema, por eso lo podía ver con claridad y su poder político se sustentaba en la voluntad popular que lo había votado por que había reconocido la fuerza de las ideas liberales. Sin duda un comienzo épico. (Nota marginal: en Perón o Muerte de Verón y Sigal se plantea que Perón construye su figura a partir de un “modelo de la llegada”. Es quién viene de afuera del sistema para transformarlo).

En este año que pasó desde su primer discurso en el Foro Económico Mundial, en donde se encontraba solo luchando por la libertad a este momento, la situación ha cambiado. Se formó una alianza de líderes que luchan por la libertad “desde el maravilloso Elon Musk hasta la feroz dama italiana, mi querida amiga, Giorgia Meloni, desde Bukele en el Salvador hasta Viktor Orbán en Hungría, desde Benjamín Netanyahu en Israel hasta Donald Trump en Estados Unidos”.

¿Y contra quién van a luchar estos héroes mundiales? Aquí es donde llegó la novedad de este discurso de Milei que se está debatiendo con pasión en estos días. Luchan contra “lo que parecía una hegemonía total de la izquierda woke en la política, en las instituciones educativas, en los medios de comunicación, en organismos supranacionales o en foros como Davos”.

Pero todavía no se ha ganado. Para Milei es un deber moral desmantelar el edificio ideológico del “wokismo enfermizo” que todavía prevalece en occidente. Y Davos es parte de la “agenda siniestra del wokismo”. Para que esto cambie se debe decir la verdad y él, Javier Milei, conoce esa verdad y se las va decir en la cara a los integrantes del Foro de Davos. Milei, el profeta, anuncia los tiempos de cambio; se termina la etapa del estado benefactor y viene otra, la del capitalismo reaccionario. Los países que se resisten al cambio son aquellos que todavía sostienen “el virus mental de la ideología woke. La gran epidemia que debe ser curada. El cáncer que hay que extirpar”. Un elemento común de los discursos de los movimientos reaccionarios-racistas consisten en señalar a un grupo de la sociedad como el culpable de las desgracias de la sociedad. Eliminar a ese grupo fundamental para que la sociedad pueda lograr sus objetivos de paz y prosperidad.

Para Milei occidente progresó a partir del siglo XIX con la llegada del capitalismo liberal, pero en la mitad del siglo XX “los principios liberales que nos habían hecho prósperos fueron traicionados”. En su mirada lo que sucedió fue que una dirigencia colectivista se aprovechó de los tiempos de crisis, tomó el poder y toda la riqueza acumulada por el capitalismo anterior iba a ser distribuida bajo alguna forma de planificación centralizada. Esta clase política socialista operaba bajo un falso paradigma liberal. Y todo eso lo hicieron a través del estado. La justificación de esta estrategia fue la “siniestra justicia social cumplimentada por teóricos marxistas cuya idea era liberar al individuo de sus necesidades”

¿Qué es el wokismo para Milei, el sabio? “Es la inversión de los valores occidentales. Cada uno de los pilares de nuestra civilización fue cambiado, por una versión distorsionada del mismo, a través de la introducción de diversos mecanismos de subversión cultural”. Y esto permitió que se pasara a adjudicar a la población una infinidad de derechos positivos: la educación, la vivienda, hasta la internet, o las operaciones estéticas. Y todo esto lo tiene que pagar “el aberrante estado” que se tiene que expandir para hacerse cargo de estas obligaciones. Entonces el wokismo pasa a ser un pensamiento único sostenido por instituciones que buscan penalizar el disenso. Feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecologismo, ideología de género, son las distintas ramas de una ideología común que consiste en el avance del estado sobre la libertad individual.

Definiciones

Revisemos las definiciones que Mile dejó en Davos:

El “feminismo radical” es una distorsión del concepto de igualdad frente a la ley y no se debe distinguir el asesinato de una mujer por motivos de género con el nombre de “femicidio” y tener una pena especial distinta de otros delitos de asesinato. Para Milei no existe un salario diferenciado entre los trabajos de las mujeres y el de los hombres. Sino que los hombres tienden a tener trabajos mejor pagos. Y, finalmente, una prueba de la hipocresía del feminismo es que no se queja de que la mayoría de los presos son hombres. Ni de que la mayoría de los plomeros son hombres. Sin duda son pruebas irrefutables.

Para el ecologismo radical, el cambio climático es culpa del desarrollo económico, pero no tienen en cuenta que la tierra ya ha tenido cinco cambios climáticos, cuatro de ellos sin la presencia del hombre.

La agenda del aborto parte de las premisas malthusianas de que el crecimiento de la población destruiría la tierra. Por lo tanto, hay que controlar el crecimiento poblacional. Esto llevó a que los países centrales tengan tasa de crecimiento negativa.

La agenda LGTB y la ideología de género promueve que un hombre puede ser mujer o una mujer puede ser hombre si así se autoperciben. Y en su punto más extremo la ideología de género implica abuso infantil y sus defensores son pedófilos. La homofobia o transfobia son formas despectivas de atacar de quienes defienden un mundo natural donde solamente existen dos sexos y dos géneros.

La política de cupos reemplaza a la meritocracia, eso es un retroceso hacia las formas nobiliarias. Los políticos, a través del estado, favorecen a distintos sectores a conveniencia, para recibir los votos de esos sectores beneficiados.

La inmigración ha sido distorsionada. La libre circulación de bienes y personas es parte del dogma liberal pero la inmigración actual no sucede por el interés nacional sino por la culpa. Como occidente es el culpable de los males de la historia debe redimirse abriendo sus fronteras, pero esto concluye en una colonización inversa y en un conflicto cultural y social provocado por hordas de inmigrantes violentos y violadores.

El wokismo en la universidad forma a las elites del futuro para que rechacen los valores y las ideas que permitieron que occidente prospere.

Milei señala que el momento en donde wokismo comenzó a imponerse fue luego de la caída del Muro de Berlín, cuando se terminó la guerra fría y describe esta situación con una frase digna de Orwell, “la paz nos volvió débiles”.

Frente a cada uno de estos temas el wokismo utiliza su aparato mediático y político para atacar, desacreditar y silenciar a los opositores a través de descalificaciones que buscan anular las críticas. Milei ejemplifica: “Si sos blanco debes ser racista, si sos hombre debes ser misógino o patriarcal, si sos rico debes ser un cruel capitalista, si sos heterosexual debes ser heteronormativo, homofóbico o transfóbico. Para cada cuestionamiento tienen una etiqueta, que luego intentan censurar por vías de facto o de iure.

«En este imaginario tan confuso como improbable el wokismo es una ideología que busca imponer una versión del comunismo soviético en donde se reemplace el capitalismo de libre mercado por la colectivización forzada, la distribución de la riqueza “a punta de pistola” y el orden autoritario socialista. Pero, a la vez, están quienes pagan impuestos y quienes se aprovechan de eso, de modo que convivirían sectores privados que son esquilmados por el estado autoritario. Una especie de sociedad precapitalista compuesta de dos clases, los que pagan impuestos y una aristocracia que se aprovecha de ellos, la clase política. Porque “el wokismo es un plan sistemático del partido del estado para justificar la intervención estatal y el crecimiento del gasto público” Por esto hay que emprender una cruzada para achicar el tamaño del estado y llevar adelante la única política que permite el crecimiento económico: el libre mercado.

Después de Davos

En el final de su discurso Milei recordó una frase de Winston Churchill: “cuánto más para atrás miremos más lejos podremos ver hacía adelante”. Entonces habría que ir hasta el esplendor del imperio romano o, al menos, la primera revolución industrial para encontrarnos al occidente de sus deseos en todo su esplendor.

Pero más cercanos en el tiempo, el día en que Donald Trump asumía por segunda vez la presidencia de Estado Unidos, el multimillonario Elon Musk, su principal contribuyente y propagandista, festejó el triunfo republicano con un saludo muy particular: el brazo derecho recto y extendido hacia arriba. Las acusaciones de que había hecho el saludo nazi se repitieron por todo el mundo. Las definiciones de Musk contra la inmigración, el feminismo, el ecologismo y los sindicatos, contra la izquierda en general, lo acercaban muy peligrosamente a los regímenes que tenían ese antiguo saludo romano como emblema.

Milei se expresó en redes sociales para defender a su amigo y líder ejemplar del capitalismo que defiende. Pero al hacerlo también demostró que coincide con las prácticas del nazismo alemán. Al final del mensaje que publicó en X, Milei escribió con la firmeza de sus convicciones: “No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD. Zurdos hijos de putas tiemblen.”

En estos momentos Santiago Caputo y María Ibarzabal Murphy trabajan en un proyecto denominado “igualdad ante la ley”, con el que procuran eliminar la figura del femicidio, anular los DNI no binarios y la “discriminación positiva”. Según fuentes oficiales, esto sería presentado en el discurso de Milei el primero de marzo para la apertura de sesiones del congreso.

Parece ser que del mismo modo que en Davos Milei le dedicó unos pocos párrafos a la economía y lo relevante y sustancial de su discurso fue atacar la “ideología woke” en un año electoral las fuerzas libertarias deben dedicar sus esfuerzos a la batalla cultural y mostrarle a la sociedad argentina que el verdadero enemigo a vencer es el socialismo y la ideología woke. Agustín Laje y Nicolás Márquez y otros militantes libertarios ya comenzaron en Youtube y X con esa tarea.

Como se demostró en el gobierno fallido de Fernández, la sociedad argentina tiene demasiados problemas reales como para dedicarse a jugar con la imposición o eliminación de palabras en los discursos. La desnutrición infantil, la pobreza, la desocupación, la educación y la salud pública, la seguridad, las rutas y caminos y la falta de vivienda, son problemas reales que necesitan políticas públicas que muestren el camino hacia su solución.

El presidente y su gobierno pueden seguir perdiendo el tiempo preocupándose por los saluditos fascistas de un millonario estadounidense y por imaginar que cambiando palabras los problemas desaparecen. Mientras tanto la única verdad sigue siendo la realidad.

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