17 de marzo de 2025

Las elecciones alemanas de 2025: un nuevo mapa político con incertidumbres y polarización

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Por Gonzalo Armua

Las elecciones federales alemanas del 23 de febrero de 2025 marcaron un punto de inflexión en la política del país. Con una participación histórica del 83,5%, la más alta desde la reunificación de las dos Alemanias. Los resultados reflejaron tanto la consolidación de tendencias previas como la emergencia de nuevos desafíos para las fuerzas que deben conformar gobierno. La Unión Demócrata Cristiana/Unión Social Cristiana (CDU/CSU), el partido de Angela Merkel, obtuvo el 28,5% de los votos, recuperando así la posición de primera fuerza política, mientras que Alternativa para Alemania (AfD), la extrema derecha, logró un sorpresivo 20,8%, consolidándose como la segunda mayor bancada del Bundestag. El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), liderado por Olaf Scholz, sufrió una de sus peores derrotas electorales con apenas 16,4%, y queda ubicado en el tercer lugar.

La distribución de escaños en el Bundestag, compuesto por 736 bancas, refleja la fragmentación del electorado. La CDU/CSU aseguró aproximadamente 210 escaños, mientras que la AfD alcanzó 153, su mayor representación histórica. El SPD se vio reducido a 121 escaños, confirmando su crisis de liderazgo. Los Verdes, que en 2021 habían logrado un ascenso significativo, cayeron al 11,6% de los votos y obtuvieron cerca de 85 bancas. Die Linke, tras la caída de 2021, recuperó terreno alcanzando el 8,8% y aseguró 65 escaños. Por otro lado, el nuevo partido de Sahra Wagenknecht (ruptura de Die Linke con posturas antimigrantes) (BSW) no logró superar el umbral del 5% de los votos, y quedó fuera del parlamento.

El análisis regional revela una división política profunda. En los estados del este de Alemania, AfD se posicionó como la primera fuerza, con resultados contundentes en Turingia (40%), Sajonia (37,3%) y Sajonia-Anhalt (37,1%). En el oeste, la CDU/CSU mantuvo su hegemonía, logrando victorias amplias en Baviera y Baden-Wurtemberg, mientras que el SPD logró mantener ciertos bastiones urbanos como Hamburgo y Renania del Norte-Westfalia, aunque con una base electoral erosionada. En Berlín, el diputado de Die Linke, Ferat Koçak, se consolidó como la figura más votada, reforzando el avance del partido en la capital alemana.

La formación de un gobierno estable se perfila como un reto complejo

Con 210 escaños, la CDU/CSU necesita forjar alianzas para alcanzar la mayoría de 369 bancas en el Bundestag. Las opciones más viables incluyen la llamada «Coalición Alemania» (CDU/CSU + SPD + FDP) o la «Coalición Jamaica» (CDU/CSU + Verdes + FDP). Sin embargo, ambas configuraciones presentan obstáculos: el SPD se muestra reticente a unirse a un gobierno liderado por la CDU, y la caída de los Verdes dificulta su papel en una posible alianza de centroderecha. Una gran coalición entre CDU y SPD con apoyo externo podría ser la única salida viable.

El ascenso de AfD representa una amenaza latente para el sistema democrático alemán Es paradigmático que los apoyos internacionales a esta fuerza provengan tanto de Washingtin como de Moscu, Elon Musk y Duguine al mismo tiempo. Si bien los principales partidos han descartado cualquier tipo de cooperación con esta formación de ultraderecha, su consolidación como la segunda fuerza más votada implica que será un actor con una fuerte capacidad de oposición. El discurso antiinmigración, euroescéptico y pro ruso de AfD ha calado profundamente en sectores de la población del este del país, que siente una gran decepción por la política tradicional que la ha llevado a apoyar a Ucrania en una guerra ajena al país. Muchos alemanes ven en esta situación la causa de los ajustes presupuestarios, el estancamiento económico y la inflación. La preocupación sobre la radicalización del debate público y el deterioro de la democracia alemana es algo que preocupa a la mayoría de las fuerzas políticas tradicionales, aunque no parece haber generado ninguna autocrítica sobre la política militarista pro OTAN. Justamente lo único que evita que los conservadores de CDU/ CSU formen gobierno con la AFD es su diferencia estratégica en el plano internacional: mientras que la CDU/CSU, bajo el liderazgo de Friedrich Merz, sigue defendiendo la permanencia firme de Alemania en la OTAN y el respaldo a Ucrania en su conflicto con Rusia, AfD ha adoptado una posición crítica hacia la Alianza Atlántica y promueve una postura más conciliadora con Moscú. En materia migratoria, ambas fuerzas comparten la necesidad de endurecer las políticas de asilo, aunque la AfD lo hace desde un discurso mucho más radical y xenófobo, mientras que la CDU busca un enfoque más pragmático dentro del marco legal europeo.

En contraste con la crisis del SPD, Die Linke logró resurgir tras su derrota de 2021. La clave de esta recuperación radica en su estrategia de «volver a las bases», centrando su discurso en la defensa de derechos laborales, el acceso a la vivienda y la lucha contra la precarización. Su mayor éxito se registró en Berlín, donde lograron consolidarse como una fuerza relevante en la política local. La figura de Ferat Koçak, diputado con la mayor cantidad de votos en la capital, refleja este proceso de reconexión con sectores populares y migrantes. La postura anti belicista de Die Linke ha tenido impacto entre los votantes jóvenes. Cerca del 21% del electorado menor de 30 años voto por la izquierda, que ahora tendrá una bancada compuesta mayoritariamente por mujeres y diputados que rondan entre los 30 y los 40 años.

El futuro inmediato de Alemania estará marcado por intensas negociaciones para la conformación del gobierno. Friedrich Merz, líder de la CDU, enfrenta el desafío de articular una coalición viable sin recurrir a la AfD, mientras que el SPD debe definir su rol en la oposición o en una posible alianza. Los Verdes y el FDP se encuentran en una posición clave, pero debilitados por la pérdida de apoyo electoral.

Estas elecciones confirman la fragmentación del espectro político alemán, con un sistema de partidos cada vez más disperso. La polarización, el avance de la extrema derecha y la necesidad de acuerdos entre partidos tradicionalmente rivales serán los principales ejes del nuevo escenario político. Otro de los temas centrales será la relación del nuevo gobierno con la gestión de Donald Trump y el nuevo giro de los norteamericanos en cuento a la guerra de Ucrania. Mientras Trump avanza con gestos hacia Putin, los alemanes sienten que fueron abandonados por su cuenta, en una guerra que asumen como propia. Está claro que los alemanes votaron contra las políticas económicas de austeridad neoliberal. Si eso no se pone en primer plano, es probable que las extremas derechas sigan creciendo a partir de chivos expiatorios falsos a problemas reales.

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