El proceso autodestructivo del gobierno pasó a nafta

Enrique Arriaga
El gobierno viene de dos semanas negras y muy probablemente encadene la tercera consecutiva. Errores, papelones y ajuste van pasando la factura en las encuestas. Un breve repaso.
Si la semana anterior, que fue del papelón del presupuesto a las advertencias del Papa y la retirada de Petronas del proyecto de GNL, pasando por el asado de festejo al veto en el que cada agasajado pagó su cubierto, fue la más dura para el gobierno nacional desde sus inicios, la que pasó obtuvo el dudoso mérito de, al menos, empardar semejante récord.
Era difícil reunir en una misma semana un papelón en la ONU, un acuerdo genuflexo con Gran Bretaña, la fotografía con Susana Giménez en sincronía perfecta con el dato de pobreza del INDEC y el acto (fallido) en Parque Lezama. Pero los hermanos lo hicieron.
Al estilo del personaje que escribió Pedro Saborido y encarnó Diego Capusotto, Milei y sus secuaces miran hacia arriba, otean el horizonte, a ver cuándo comienza la tan mentada lluvia de inversiones. Pero, como en una paradoja del tao, cuanto más los buscan, más los alejan.
El último viaje a EEUU es un ejemplo clarísimo. El presidente libertario negó la adhesión del país al Pacto del Futuro, casi en soledad. O, peor aún, con los países que desprecia. Quedó, según la vulgata neoliberal, que esta vez se contuvo, “aislado del mundo”.
Pero la asamblea del organismo multilateral no era el objetivo del viaje, sino la excusa para el enésimo cortejo, foto incluida, con su amado Elon. El magnate, por su parte, presta sus pulgares al paso de comedia, pero sus dólares tienen otros destinos. El petiso despeinado y gritón no es confiable ni para los que le siguen la corriente.
La contracara es el otro petiso, el gobernador Kicillof, el doctor en economía que, en la misma semana en que Petronas se retira, por la cuota de inseguridad jurídica que aporta el personaje, su antagonista predilecto anuncia que en Coronel Rosales, provincia de Buenos Aires, merced a un acuerdo entre la administración provincial y una empresa privada, YPF duplicará su capacidad de almacenamiento y exportación de crudo. 500 palos, sin RIGI.
Detenerse en cada uno de los episodios significativos de esta semana triplicaría la extensión habitual de estas notas. Pero no se puede soslayar que Milei, por cobardía, desidia o una mezcla de ambas, les faltó el respeto a todos los cordobeses, personificados en esos cien bomberos que lo esperaban y lo vieron pasar de largo. Teléfono para Luis Juez, que compite con Llaryora en sumisión y servilismo.
Si el visceral antikirchnerismo de esa provincia viene del episodio de 2012, cuando en pleno amotinamiento de la policía provincial, el gobierno nacional se negó a enviar fuerzas federales que garantizaran la seguridad pública, habrá que ver si el reciente desaire no representa una herida comparable, de signo contrario.
El combo de desaguisados vinculados al incendio forestal se completó con el retuit presidencial de una mentira publicada por La Derecha Diario, del procesado por la justicia brasileña Fernando Cerimedo, según el cual había 17 militantes camporistas detenidos por provocar los incendios. La versión fue desmentida por voceros ejecutivos y judiciales cordobeses. No estaría mal que, además, suscitara respuestas políticas: por ejemplo, cuestiones de privilegio en los cuerpos legislativos, que obliguen a los bloques oficialistas a retractarse.
Gente rota
El acto en Parque Lezama dejó mucho material por analizar, pero hay un elemento que, a criterio del cronista, sobresale de manera notoria. El concepto de incells, apócope de involuntary celibates, fue acuñado en el hemisferio norte para denominar a un creciente grupo de varones jóvenes, insatisfechos sexual y emocionalmente, con visibles problemas de autoestima, que añoran un pasado que no vivieron, en el que las mujeres estaban enteramente a su disposición y apoyaron y apoyan masivamente a Trump. El primero en traerlo a estas pampas fue Pablo Stefanoni, en su muy recomendable “La rebeldía se volvió de derecha”.
El video del funcionario Daniel Parisini, conocido en X como Gordo Dan, a la cabeza de un grupito de sujetos, camino al acto, es el ejemplo gráfico perfecto de lo mencionado. Una vez más, la realidad supera a la ficción. En este caso, al personaje de Capusotto que quería aprender a tocar la guitarra para ganar minitas y dejar de ser un virgo. Si el 17 de octubre se sublevó el subsuelo de la patria, lo que salió a la luz ayer fue vomitado por las entrañas de la deep web.
Casi todos varones, al grito (que no puede ser calificado como canción), descoordinado, sin melodía ni rima, de “me chupa la pija la opinión de los kukas”, que demuestra que ninguno de ellos asiste habitualmente a recitales o partidos de fútbol. La pregunta, para investigadores y académicos, que debe interpelar también a los últimos gobiernos, es qué clase de socialización fallida produce esos sujetos y qué milagroso fenómeno político atemperará su resentimiento o, al menos, logrará que vuelvan a sus sótanos y altillos.
Más allá de los aspectos tragicómicos, se trata de un fenómeno político a tomar en serio. Como me dijo hace algún tiempo un diputado nacional, “nos gobierna gente sin hijos”. La descripción engloba al menos a los hermanos presidenciales, a la vice, y a los principales tuiteros. Ser padre o madre no garantiza que un sujeto sea mejor persona pero, por lo general, dos conceptos empiezan a cobrar dimensión a partir de esa experiencia, dos conceptos que esta administración desconoce: el de “futuro” y el de “prójimo”.
En síntesis, el proceso de pérdida de apoyo capital político del gobierno libertario, que comenzó el mismo 10 de diciembre, fue lento pero persistente hasta hace un par de semanas, cuando, según análisis distintos pero coincidentes, se aceleró. Pasó a nafta. La semana que comienza estará marcada por una nueva marcha universitaria, a la que Milei respondió con una amenaza de arancelamiento. ¿Será el momento de, además, prender el turbo?