Los gobernadores no son todos iguales

Panorama semanal de Enrique Arriaga
La semana que se inicia, la última del primer año de gobierno libertario, muestra más o menos la misma postal que se repitió hasta el hartazgo, como en un loop. Gobernadores que se arrastran pidiendo limosna o clemencia ante un gobierno que se apropia, de manera ilegal e indebida, de lo que es de ellos y de los argentinos que habitan cada una de esas provincias.
Esta semana el congreso debía votar sobre el decreto 846, que anula todo control legislativo sobre el proceso de endeudamiento, es central para la estrategia financiera oficial, y para los negocios de los intermediarios y comisionistas que se enriquecen con cada operación que arruina al país. Y los gobernadores, de toda procedencia política, ordenaron a sus diputados retacear el quórum, en una maniobra a la medida de los intereses del gobierno.
¿Qué obtuvieron a cambio? A la fecha, absolutamente nada. Lo hicieron sólo con la expectativa de que su gesto de “buena voluntad”, que puede endeudar a otras dos o tres generaciones en tiempo récord, ablandara el corazón y el grilo del presidente, y este se aviniera a enviar el proyecto de presupuesto 2025, para tratar algunas obras y partidas de su interés.
Pero hasta hoy no hay certeza de nada: ni del llamado a sesiones extraordinarias ni del temario a tratar. Los legisladores, para tratar temas no solicitados por el ejecutivo, recordemos, deben esperar al 1ro de marzo. Conclusión: los gobernadores recuerdan al cuento del cazador que, sistemáticamente llegaba a la cueva del oso, pero erraba el tiro y este, enfurecido, abusaba sexualmente de él. Luego de que la secuencia se repitiera varias veces, el oso le dice al cazador: “vos no me venís a cazar…”.
El colmo del ridículo, o de la nueva normalidad, más cercana a Black Mirror que a la democracia moderna, tal como la conocimos hasta hace apenas una década, fue la difusión del video de una supuesta “amenaza narco” que se conoció en las últimas horas, aunque nadie aclaró por qué plataforma apareció, ni a quién fue enviado, o desde donde se subió, algo hoy extremadamente sencillo de rastrear.
Bullrich, sin temor al ridículo, aprovechando el video para amenazar a los bonaerenses, afirmó: “están en algún lugar de la provincia”, obviamente sin precisar qué indicios o fuentes la llevan a decir eso. Algunos colegas sostienen que se trata de una excusa para militarizar el conurbano, para intervenirle de hecho la seguridad a Kicillof.
La tesis del que suscribe es distinta. “Vamos a dejar muertos en la Capital”, dijeron los supuestos narcos. Es casi un hecho, a esta altura, que LLA y el Pro competirán por el electorado porteño. ¿Qué mejor que aterrorizarlos? ¿Qué mejor que hacer un despliegue de fuerzas federales que hagan ver pequeña a la policía de la ciudad?
Después de todo, la ciudad de Buenos Aires es el gran botín de la política argentina. El que la gana, se salva. Y, además, cuenta con recursos para hacer política en el resto del país. Ya lo demostró Macri, casi lo repite Larreta. Adorni y Karina Milei sueñan con un triunfo en la ciudad, como paso intermedio para ocupar el sillón que ocupa la familia Macri, hoy en custodia del primo Jorge.
Pero no todos los gobernadores juegan a lo mismo. En la Argentina de hoy, hay cuatro aldeas galas, cada una con su respectivo Asteríx. Ellos son: Axel Kicillof en Buenos Aires, Ricardo Quintela en La Rioja, Gildo Insfán en Formosa y Sergio Ziliotto en La Pampa.
El caso de Kicillof es tal vez el más complejo, por el injusto trato que recibe la provincia más grande del país en materia de coparticipación. El de Ziliotto es, en cambio, modelo en términos de articulación público privada y visión estratégica. Tras cuatro décadas ininterrumpidas de peronismo, no tiene deudas con la nación y cuenta con una serie de instrumentos, como un banco público fuerte o la petrolera PamPetrol. que le permiten regular o fortalecer la actividad económica cuando es necesario.
El ejemplo más reciente es Casa de Piedra, una zona hasta hace poco desértica. Gracias a una inversión propia, que comenzó década y media atrás con recursos del Consejo Federal de Inversiones, se instaló una chacra experimental. Allí se relevó y procesó información valiosa sobre suelos, clima, lluvia y vientos, que permitió determinar qué nivel de riego permitía qué cultivo, ya que a secano era una zona absolutamente improductiva.
En 2023 se colocaron allí potentes sistemas de bombeo y cisternas de acumulación, que permitieron licitar más de 400 hectáreas. Hoy funcionan allí varios establecimientos de viñedos y montes de almendra, nuez y pistacho. La semana pasada se anunció la licitación de las próximas 500 hectáreas.
No se trata de que el mercado no lo hubiera resuelto por sí mismo, tanto por el volumen de capital requerido como por el riesgo inicial sino que, como demuestra la evidencia, directamente no lo hizo. Fue el estado el que generó tierra productiva para los empresarios y la sociedad en su conjunto.