17 de marzo de 2025

Cuando Silvia Mercado era peronista

SMercado

El historiador Julián Otal Landi analiza el derrotero periodístico, político e ideológico de Mercado a lo largo de las últimas décadas, de posiciones justicialistas doctrinarias a una deriva antiprogresista que la llevo del antikirchnerismo al antiprogresismo.

Por Julián Otal Landi

Si dentro del malogrado periodismo argentino alguien tiene un particular encono con el peronismo (es decir, más allá del kirchnerismo), esa persona se llama Silvia Mercado. La chubutense se destaca por atacar a la realpolitik peronista (que puede ser criticada por amplios e infalibles argumentos) y por realizar abordajes flojos de papeles en torno al ethos peronista.

Desde el segundo mandato de Cristina Fernández, Silvia Mercado está obsesionada con pretender esclarecer el relato peronista. Esto lo materializó con la escritura de dos libros donde el peronismo es presentado como una versión de los totalitarismos del siglo XX. Para ella, el inefable Raúl Apold fue una especie de Goebbels argentino, que siguió las máximas del propagandista nazi para crear un relato exitoso.

La argumentación de Mercado no es nada original, ya que no difiere de la clásica visión antiperonista (o gorila, ni más ni menos) donde el peronismo es un Leviatán que avanza sobre las libertades individuales, socavando los derechos de los ciudadanos, engañando a la plebe con un discurso malintencionado acompañado con políticas clientelares.

En 2022, Mercado profundizó con esta línea exacerbada (que suele mantener en sus artículos e intervenciones televisivas en el canal progobierno La Nación +), con la edición de “El presidente que no quiso ser”. La periodista hace leña del árbol caído para trazar un paralelismo absurdo (tanto en el titulo como en el desarrollo) con el clásico libro de Bonasso sobre Cámpora “El presidente que no fue”.

En este reciente trabajo se busca todo tipo de artilugios para responder al falso interrogante “¿es peronista Alberto?” para afirmar que lo era, cuando esta bochornosa figura de nuestra decadente clase dirigente siempre se autodefinió alfonsinista /socialdemócrata.

La muchacha peronista

En diciembre de 1982, el MUSO (Movimiento Unidad, Solidaridad y Organización), la línea interna del peronismo conducida por el histórico Antonio Cafiero, encargaría al historiador revisionista Fermín Chávez dirigir la revista “Movimiento para la Revolución Nacional y Popular”. En dicha revista, la por entonces joven Silvia Mercado conformaba el consejo de redacción de dicha revista y daba sus primeros pasos en el periodismo. Estos detalles fueron prolijamente obviados de su currículum.

La revista “Movimiento” fue una publicación de corta duración (duró lo que duró la transición hasta el triunfo de Alfonsín) pero en la misma se vislumbran los debates internos del Movimiento Peronista que había perdido a su histórico líder y donde la sucesora, Isabel, permanecía en el exilio, alejada de las disputas de poder dentro del movimiento. En la revista se enfrentaba a la dictadura y se denunciaba la desaparición sistemática de personas, el desguace económico, el empobrecimiento de los sectores asalariados, la censura e intervención en la cultura.

A diferencia de “Línea”, dirigida por José María Rosa, que mantenía una postura ortodoxa, en “Movimiento” se presentaba una suerte de puente generacional. Escribían figuras históricas, además del director Chávez, colaboraban ocasionalmente Sbarra Mitre, José María Rosa, Castiñeira de Dios, y Osvaldo Guglielmino. Pero también había jóvenes periodistas: el jefe de redacción se encontraba Ricardo Roa (sí, el mismo de Clarín que provenía del C de O) y como secretario de redacción estaba el inolvidable Oscar Raúl Cardoso.

Las sorpresas continúan: además de Mercado, encontramos como asiduo colaborador a Juan Bautista “Tata” Yofre. En las ilustraciones y páginas humorísticas se destacaban Carlos Nine (figura relevante de la “Revista Humor”) y Miguel “Rep” Repiso.

Las notas de la joven Mercado eran más que interesantes. Abordaron diversos aspectos de la “pesada herencia” que nos dejaría la dictadura como el empobrecimiento de los asalariados y el desguace industrial. El enfoque que guiaba su escritura era desde una perspectiva justicialista y sus análisis se centraban en los futuros desafíos que enfrentaría el próximo gobierno, que debería ser peronista.

Uno de los artículos más destacados y comprometidos políticamente de Silvia Mercado fue escrito junto a Mario Baizán y se tituló “López Rega- Firmenich: el abrazo de la muerte” (marzo de 1983). El artículo presenta al peronismo como opuesto a las expresiones “ultras”, de izquierda y la derecha, que fueron ajenas al líder y al pueblo peronista. Silvia escribe: “Con sus prácticas terroristas se infiltraron en el Movimiento y acuñaron un imaginario abrazo mortal. El pueblo peronista los expulsó para siempre”.

Mercado y Baizán afirman que “una de las piezas claves de la estrategia de Perón, José Ignacio Rucci, fue asesinado por los Montoneros apenas dos días después de que el jefe justicialista ganara las elecciones…” Por otro lado, sostiene que no casualmente “el mismo día en que Perón asumió por última vez en su vida la presidencia de los argentinos, el 12 de octubre de 1973, Firmenich y López Rega se asociaron al acontecimiento con iniciativas particulares: Montoneros y FAR anunciaron la “unificación de los mandos en todo el país” y la creación de un solo organismo que “no depone las armas”. Sin tanta promoción, en la misma jornada –coinciden los testimonios fidedignos- adquirieron forma definitivamente las tres A”.

Finalmente, la violencia entre ambos extremos, a pesar de la expulsión que realizara Perón a Montoneros y, más adelante, la huida de López Rega, terminaría deteriorando el poder político, favoreciendo el golpe militar en 1976. Dice Mercado: “La pérdida del gobierno representó uno de los muchos, terribles precios que el peronismo pagó por ahuyentar a dos falsos “sucesores”. A más de uno le sorprendería que este análisis, propio de la línea peronista “clásica”, esto es, sin intermediación progresista ni reaccionaria, fuera desplegada por la pluma de la futura detractora del peronismo en toda su magnitud.

Como todos sabemos, la fórmula peronista perdería las elecciones en 1983, producto del alejamiento de su discurso y sus gestos del termómetro social de una población que buscaba volver a empezar democráticamente. La denuncia de infiltración desplegada no solo por Mercado sino desde el amplio espacio justicialista no surtiría efecto y la tercera presidencia de Perón sería representada como una época signada por el autoritarismo y la violencia. De esta manera, el peronismo representaba lo “viejo” y “antidemocrático”.

En 1985, Mercado junto a otras colaboradoras de “Movimiento» como Nancy Sosa y Mora Cordeu publicarían el imprescindible “Peronismo, la mayoría perdida” (Sudamericana). Allí, advierten que “tal vez por esto haya muchos que se molesten por el resultado de estas páginas. A muchos no les conviene desnudar una historia de la que fueron hacedores. Sin embargo, es necesario hacerlo. Es imprescindible que éste y muchos libros intenten adentrarse en la vida de esta fuerza política que todavía no murió y cuyos distintos sectores lo intentarán todo – recuperar el favor popular, domesticarse a aún golpear las puertas de los cuarteles- para volver al poder”.

La pregunta del millón que nos hacemos, casi cuarenta años después es qué le pasó.  Podemos inferir muchas cosas que pueden ser tanto esas como también, por qué no, una suerte de “reperfilamiento ideológico” por parte de la periodista antiperonista.

Recordemos que en los años noventa, luego del fracaso de la “renovación” que propugnaba precisamente Cafiero, llegaría el triunfo de Menem y con él vino la mayor traición a las banderas históricas del peronismo. Mercado combatió al menemismo desde la paginas progresistas de Página/12.

Sin embargo, podríamos también destacar que el ascenso del kirchnerismo en 2003 que significaría un sinsabor para muchas líneas de peronismo porque discursivamente reivindicaban la juventud de los setenta y la “simbología” montonera. El gobierno kirchnerista, junto a las organizaciones de DDHH se habían posicionado desde un lugar del relato que se había demonizado, pero manteniendo un silencio y una condena implícita a la violencia parapolicial desplegados durante el gobierno peronista a través de la AAA.

El progresismo sería uno de los fieles desarrolladores del relato kirchnerista enunciando una gesta que desdeñaba la figura de Perón y vindicando, en todo caso, el “evitismo”. Ese relato oficial, reivindicativo de la izquierda revolucionaria, puso en alerta a muchos peronistas de lomo negro. El propio Fermín Chávez, fallecido en 2006, según afirman varios de sus discípulos y colegas, no estaba conforme con la apropiación que hacía el kirchnerismo con relación a las banderas históricas. Para él, tanto el menemismo como el kirchnerismo no tenían nada que ver con el espíritu de aquel movimiento nacional comandado por el General Perón.

¿Estará prevaleciendo el odio hacia el progresismo? En el caso de Mercado, y frente el establecimiento del gobierno reaccionario y conservador de Javier Milei, no se trata solo de eso. Tal vez su respuesta esté encerrada en su propio apellido, finalmente todo se trata de una cuestión de mercado.

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