17 de marzo de 2025

TxI aclamado en Roma en un contexto especial

TxIit

Teatro por la Identidad, celebrada por el público y la crítica italianas, recoge las mejores tradiciones políticas del teatro argentino, desde Teatro Abierto, que enfrentó a la última dictadura cívico militar, hasta el Teatro del Pueblo de la década infame.

Por Rolando Ariel Pérez

Durante marzo pasado se celebró en Roma una serie de funciones teatrales y encuentros con artistas latinoamericanos y españoles que escriben sobre temas de memoria, identidad, migración, marginación, y distintas formas de herencias como patrimonio común. 

El proyecto, dirigido por Simone Trecca, del cual esa fue la tercera edición, se llama “Herencias. Scritture di memoria e identità” está producido y realizado por la Universidad “Roma Tre” con el propósito de difundir para el público italiano obras del mundo hispánico e hispanoamericano centradas en los temas de la memoria y la identidad. Cada obra elegida es traducida, publicada y llevada a escena con emisión en streaming. 

En el caso de TxI (Teatro x la Identidad) esta proyección nacional e internacional adquiere un significado aún más profundo -ético, solidario y político- inscribiéndose en la lucha de Abuelas y en la búsqueda compartida de los nietos y nietas también en Italia. Además, los ciclos anuales contemplan la realización de encuentros con autor@s y artistas, actividades culturales y seminarios que organizan para (y con) los estudiantes en el Departamento de Lenguas, Literaturas y Culturas Extranjeras de la Universidad “Roma Tre”. 

La misma universidad que dentro de poco otorgará, a petición de otra integrante del proyecto Susanna Nanni, el Doctorado Honoris Causa a la presidenta de Abuelas, Enriqueta Estela Barnes de Carlotto. Yo fui uno de los argentinos que tuvo la suerte de asistir al estreno del montaje italiano de Monólogos por la Identidad. Ese jueves, en el Teatro Palladium de la ciudad de Roma, compartí la charla que siguió a la función con Gabriel Graves y Fabián Diaz. Gabriel había llegado esa tarde desde Irlanda y Fabián de Madrid. 

Ambos se fueron hace algunos años de Argentina para intentar seguir sus carreras en otros escenarios, otras coyunturas. No tuvimos mucho tiempo de charla pero, por lo poco que hablamos, supe que ellos dos, dramaturgos experimentados en el teatro independiente de Buenos Aires, no la tienen fácil afuera. Nosotros, y hablo por los que nos hemos quedado, tampoco. Sin embargo, fue un instante inolvidable ver montados nuestros textos e interpretados por actores italianos, sentir la emoción contenida y compartida de la platea y luego, tras el final, poder subir al escenario para responder preguntas sobre nuestra actividad, sobre la lucha de las Abuelas; sobre el esfuerzo que significa acompañar, todos los años, por más de veinte años esa lucha en busca de los nietos apropiados por la última dictadura, a través de TxI

Sería quizá impropio de la modestia que uno debe reflejar frente a la titánica tarea de esas mujeres ponernos a hablar aquí de nuestra pequeña colaboración. Nosotros, hombres y mujeres dedicados a escribir, montar, dirigir, actuar, realizar o crear la música de las obras no importamos mucho; pero lo que sí importa, es la continuidad del Teatro Argentino. Porque está siendo atacado (junto a muchas de las más destacadas formas de cultura argentina) por un Estado que lo ve como a un enemigo y que cree que debe demostrar su disposición a aplastarlo, a ahogarlo, para exhibirse frente a sus ideólogos e interesados sostenedores, como un ejemplo de administración, de conducción y liderazgo económico y moral. No vamos a contradecirlo. Debemos admitir que no anda errado. La cultura argentina, y principalmente el Teatro independiente, ha sido siempre y desde sus inicios, un frente de lucha contra todas las formas de autoritarismo. 

Es ya archiconocido, pero nunca está de más recordarlo, que Teatro Abierto fue un movimiento que desafió a la Dictadura en el temprano año de 1981, cuando las desapariciones, los asesinatos y los centros de detención formaban parte del terror cotidiano. Si nosotros, teatristas de todas las ramas, fuimos capaces de enfrentarnos a la dictadura más sangrienta de nuestra historia, este gobierno de fanáticos económicos y pobres de espíritu, no puede menos que darnos renovados deseos de seguir adelante a pesar de su torpes y conocidos procedimientos para ahogar nuestro compromiso.

Seguiremos escribiendo, actuando, dirigiendo, realizando y componiendo la música para las obras de Teatro x Identidad como lo hemos hecho durante estos veinte años. Porque, a diferencia de ellos, que sólo se mueven por dinero, por poder o por influencias, nosotros lo hacemos gratuitamente (ningún actor o actriz o escenógrafa o iluminador o dramaturga o asistente o vestuarista ha cobrado ni cobrará jamás por su trabajo para TxI), lo hacemos por el placer de continuar la búsqueda de esos nietos que faltan encontrar y porque hace muchos años que hemos saldado la disputa entre arte comprometido y arte libre. Nosotros nos comprometemos libremente. 

Pueden desfinanciar el INT (Instituto Nacional del Teatro), vaciar las partidas presupuestarias de Proteatro, o liquidar todos los apoyos del FNA y seguiremos haciendo lo nuestro. Seguiremos adelante y pasará este gobierno de ignorantes, de ajustadores, de violentos, y quedará el teatro argentino, el cine argentino, las editoriales independientes de Argentina, la música argentina, la danza argentina. Tenemos una historia y un prestigio ganado a fuerza de talento y perseverancia. 

Conviene tal vez volver sobre los objetivos explicitados con voluntad transformadora en el acta de fundación del Teatro del Pueblo, la primera institución de lo que, en ese entonces, fines de 1931, se consideraba Teatro de Arte. Dice, en una de sus partes, “que los componentes de la agrupación deberán cultivarse moral y físicamente, que aportarán su trabajo como única contribución, que todos tendrán la misma categoría, figurando en un mismo plano, ya que el buen teatro no puede salir sino de la conciencia y el concierto de todas las partes…” 

Cultivarse moralmente, aportar nuestro trabajo, y ser todos parte de lo mismo, en un plano de igualdad porque hay una conciencia que nos impulsa a luchar, es decir, a escribir, a dirigir, a actuar, en definitiva, y esto también figura en el acta, a trabajar por la “elevación espiritual de nuestro pueblo.” Qué otra cosa es o puede ser, sino eso mismo que lleva adelante Teatro por la Identidad. Dignos herederos de nuestro mejor teatro, estamos orgullosos de formar parte y representar a la argentina en cualquier sitio del extranejero donde se jueguen valores de permanencia en la humanidad. 

En el Palladium de Roma, durante la charla que dimos los autores, una de las preguntas que más nos sorprendió, la hizo uno de los actores que acababa de bajar del escenario luego de interpretar su papel, nos dijo: ¿Cómo se hace para escribir sobre un dolor tan profundo, cuando no es, quizá su propio dolor? Y ya no recuerdo si fue Gabriel o Fabián o yo mismo el que respondió. Pero lo que importa es la respuesta. Y la respuesta fue la siguiente: “es que el dolor es nuestro y es tuyo, o debe ser nuestro y de todos”. Porque es una exigencia del teatro, de que al momento en que se atacan los valores humanos o el derecho a la vida o a la identidad, ya sea por el gobierno de un tirano griego como Creontes, o de un fascista como Arturo Ui, o de fanáticos de derecha como sucede hoy en muchos países del mundo entero, debamos sentir, los artistas, como una tarea nuestra, el defender esos valores y luchar por esos derechos. 

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