Encuentros (no tan) secretos

Las negociaciones del oficialismo con los bloques amigos empezaron tarde. En el apuro por recuperar el tiempo, pierden prolijidad… y decoro.
Varias fuentes consultadas coinciden en que las novedades de los últimos días generaron un nuevo clima, más propicio para el rechazo de ambas polémicas iniciativas gubernamentales.
Primero pasaron los días y la promesa de un nuevo borrador que incluyera las modificaciones acordadas verbalmente nunca apareció, hecho que socavó la confianza de diputados y gobernadores en el oficialismo y su voluntad negociadora.
Ocurre que cualquier negociador, por empoderado que se muestre, debe terminar después validando su actuación con los hermanos. Y su viaje a Davos los hace un poco más inaccesibles.
Luego, la inflexibilidad en materia de retenciones y jubilaciones obligó al bloque de oposición amigable que conduce Miguel Pichetto, Hacemos Coalición Federal, a advertir el fracaso inminente de persistir por esa vía. El jueves hasta el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, se manifestó en el mismo sentido.
Durante toda la semana corrieron versiones periodísticas, cada vez más fuertes, de reuniones privadas entre diputados de distintos bloques y enviados del ejecutivo en el hotel Savoy, a dos cuadras del congreso, para cerrar acuerdos privados, que dejarían chiquita a la Banelco de De La Rúa en 2000, a cambio de apoyos.
Como consecuencia, la propia CGT condenó esa clase de prácticas en un comunicado y muchos ciudadanos comenzaron una campaña de advertencia por email a sus legisladores. El jueves varios móviles de televisión se apostaron frente al hotel Savoy, propiedad del presidente de Racing Héctor Blanco, obligando a los que quieren reunirse en secreto a cambiar de escenario.
La frutilla de la torta eran la exposición de Milei en el World Economic Forum de Davos y su repercusión en la atónita prensa internacional, hasta que el propio presidente, en una noche de furia tuitera, se encargó de insultar al presidente de la UCR, Martín Lousteau, cuyos votos necesita como el aire, además de retuitear memes autorreferenciales y otras conductas que superan los días de Trump (otro adicto a esa red) en la Casa Blanca.
Para agregarle condimento, la ministra Patricia Bullrich agregó que la movilización y la vigencia del protocolo de seguridad esa fecha eran “cuestión de vida o muerte”, lo que fue considerado como una provocación adicional.
Mientras todo esto ocurría, supuestamente por indicación del presidente, del otro lado del Atlántico, su asesor Santiago Caputo se acercó hasta la presidencia de la cámara para presionar a Martín Menem.
La orden era que apurara el dictamen, que se sesionara el sábado si fuera necesario, desconociendo que el proyecto se encuentra trabado, porque el propio ejecutivo no define qué hacer con los reclamos de modificaciones.
Esto, a pesar de la voluntad conciliadora de los interlocutores de los bloques filo oficialistas, Miguel Pichetto de Hacemos Coalición Federal y Cristian Ritondo del Pro, que se ocuparon de dejar asentada a través de Infobae, entre otros medios.
Finalmente, ante la certeza de que nada se resolvería, los diputados de las provincias más lejanas, que viajan en avión, comenzaron a abandonar la ciudad. Los bonaerenses todavía se quedan un poco más. Por las dudas.
El panorama no pinta sencillo para la ley y menos para el DNU. Sin embargo, la única certeza, es que toda esta comedia ganaría varios puntos si transcurriera en El Molino y no en impersonales bares de hoteles.