30 de abril de 2025

Lali, Patria, bandera y sentir nacional

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Por Julián Otal Landi

Mariana “Lali” Espósito es, sin lugar a dudas, una artista genuinamente popular que expresa el sentir colectivo. En la imperdible entrevista que Pedro Rosenblat le realizó en su programa Industria Nacional, de su canal streaming Gelatina, Lali dio muestras claras de su humor, sus ideas y pensamiento.

Tiempo atrás hemos aportado desde la desaparecida revista Movimiento el fenómeno nacional y popular que genera Lali. Tomamos el trabajo de Karush titulado “Músicos en tránsito”, donde repasaba las trayectorias musicales de los artistas más influyentes de la música popular argentina que hicieron una carrera internacional y llegaron a públicos de todo el mundo. Trabajaba sobre la tensión que implicaba la transnacionalización de la música en artistas icónicos de nuestra tierra: Piazzolla, Sandro, Mercedes Sosa, entre otros. Teniendo en cuenta los lógicos sincretismos culturales que se deben considerar en la sociedad de masas Karush refleja no solo la ruptura (producto de la intervención del mercado discográfico internacional) sino las continuidades (que es la riqueza y singularidad que otorgaban dichos artistas). No obstante, el error en el que incurre el autor es en descuidar la influencia de dichos artistas sobre la cultura popular porque los rasgos que los vinculan con el fenómeno transnacional a la vez afectan a distintos sectores de la población. Hasta entrado los noventa esto sucedía sobre los sectores medios y altos, luego el fenómeno de internet democratizaría la asimilación de una cultura digital hegemónica. Por ejemplo, en Sandro se destaca su persistencia en preservar una identidad nacional, más allá de bautizarse como Sandro “de América”.

El fenómeno de Lali cuenta con muchos puntos de encuentro con el Gitano, sobre todo con su notorio sentido de pertenencia hacia sus orígenes, por preservar una cultura barrial y comunitario. Algo que choca de frente con el individualismo que impone el mercado.

Durante la interesantísima entrevista, que citamos más arriba, Lali con histrionismo y carisma llevó adelante la defensa de lo analógico, de la humanización por encima de la digitalización en la que estamos inmersos y subyugados. Hizo una crítica notoria hacia la ostentación de la riqueza que en sus letras hacen artistas de otros géneros. Esa crítica está vinculada hacia la crisis de humanidad producto de la cultura consumista y meritocrática que no empatiza con la vida cotidiana de las personas.

Lali, Perón y Silvio Maresca

No, no vamos a decir que Lali citó a Perón porque sería mucho, aunque nos gustaría ser mosquita para husmear en las conversaciones caseras entre Lali y Pedro. No obstante, los puntos de encuentro en torno a las reflexiones poco conocidas del “ultimo Perón” con la lectura que Lali hace de artistas populares del rock como Mollo, Iorio, Pertusi o Ciro Martínez. Y Dillom, Wos y Trueno dentro de los noveles artistas son más que evidentes. Citamos algunos fragmentos del líder justicialista en 1972:

“Las mal llamadas “Sociedades de Consumo”, son, en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, por el que el gusto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes necesario o superfluos y, entre estos, a los deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna cierta vida porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la salud humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la vanidad humana”“(…) En los centros de más alta tecnología se anuncia entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán compras por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan visible que perece que estuviera constituida por más de una especie”.

Destacar la empatía de Lali, en tiempos de feroz individualismo, con sectores débiles como el LGTB+ es un gesto genuinamente nacional. Porque Su lucha feminista se enmarca dentro de una lucha nacional: «Tal vez represento todo eso que en algún punto detestan: soy mina, soy exitosa, y ese éxito lo tienen que bastardear con alguna mentira», fue la frase cabecera de los principales portales de noticia. Es que es notorio el altísimo grado de misoginia que Lali enfrenta de parte de Milei y sus seguidores.

“Yo le tengo mucho miedo a ese vacío que se debe sentir, con el que coqueteé muchas veces, a estar solamente atravesada por mi yo virtual” …“Esa Lali que hace ese laburo, que está en la cabeza y en la casa de la gente por un montón de factores, porque hay gente que te ama, que te odia, que quiere conocerte”, dijo sobre su yo virtual. Y aclaró: “Todo ese universo en el que estamos todos, porque esto no tiene que ver con la fama. A partir de la existencia de las redes sociales, todos tenemos un yo virtual, ese espejo de uno mismo un poco con un filtro de Instagram”.

Para el filósofo Julio Maresca, nuestra tradición justicialista proviene de su raíz historicista. Parte de la reivindicación, del re-conocimiento de lo nuestro. Lo que está en nuestro ser, un ser que se completa en la comunidad.

“El hedonismo ascético debe interpretarse pues como resignificación o captura trasmundana de la inmediatez una vez desplomado el mundo suprasensible, realizado lo Universal, devaluados todos los valores tradicionales. (…) Hasta tal extremo ha sido mediada la singularidad, hasta tal punto absorbida en lo Universal, su razonabilidad está tan absolutamente garantizada por el radical vaciamiento que ahora puede… gozar. El deseo- otrora forma más elemental y abstracta de emergencia de la autoconciencia- se vuelve otra vez instancia pertinente. Sólo que ahora es deseo “racional”. Deseo que se sabe como deseo, es decir, consciente de que- como condición de su emergencia- lo real está perdido para siempre. Y así se ejerce”.

Estas coincidencias “en el sentir y en el pensar”, es el mejor indicio de lo que Pablo Hernández pudo resumir en un peronismo real, el vigente, que es el de la vida cotidiana. El que se transita por fuera del stream y de las redes. Es el que fue a protestar y a poner el pecho defendiendo a los jubilados. El que se solidariza con el otro. El que empatiza. Si los sectores nacionalistas logran discernir y sacarse los pruritos en torno a los nuevos artistas populares, pueden entrever que la cultura popular persiste en obras de muchos músicos como Lali. Que, al fin y al cabo, piensan igual que dos grandes filósofos nuestros: Perón y Maresca.

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