La Italia de Giorgia Meloni, Europa y Trump

Por Daniele Cocca (Corresponsal en Italia)
El 20 de enero Donald Trump asumió por segunda vez la presidencia de los Estados Unidos. Los equilibrios mundiales cambiarán una vez más, pero en un contexto internacional aún más complejo que el del primer gobierno de Trump. Sin duda, el gobierrno de Trump tendrá un impacto determinante en las posiciones y estructuras occidentales y europeas en los próximos cuatro años, poniendo a prueba la integración europea, sus relaciones con China, el rumbo de la economía munidal y las medidas internacionales sobre el cambio climático. Políticamente, el Tratado del Atlántico Norte podría sufrir un gran sacudón debido a la imprevisibilidad del Trump y sus conocidas posturas sobre la OTAN, Europa, China y sus aranceles aduaneros. Las recientes consideraciones sobre Groenlandia, Panamá y Canadá son solo un añadido a un panorama ya muy inestable y previsiblemente candente. Las guerras en Ucrania y en Oriente Medio, especialmente la primera, jugarán un rol determinante sobre el peso futuro de Europa a nivel internacional. La posible expansión de Rusia hacia las fronteras europeas es motivo de preocupación para los gobiernos del viejo continente.
Francia y Alemania no atraviesan el mejor momento de su historia reciente. El Bundestag votó en contra de Scholz en Alemania y el 23 de febrero los alemanes irán a las urnas anticipadamente. Francia, prisionera de una inestabilidad política que no cesa, vive una fase de gran turbulencia.
Europa se encuentra en un momento muy difícil y crucial. Las pulsiones soberanistas, nacionalistas y xenófobas están minando la cohesión europea y corren el riesgo de penetrar la cada vez menor población de votantes. La indecisión en avanzar hacia una completa formación de “Estados Unidos de Europa” con una política legislativa, fiscal y de defensa, con la creación de un ejército europeo común, es cada vez más rechazada por los nacionalistas, que ya son muchos. Esta idea de una Europa Unida era trazada en el manifiesto de Ventotene de 1944, no por casualidad escrita por exponentes socialistas, comunistas y los liberal-socialistas del Partido de Acción, pero hoy las posiciones cada vez más euroescépticas se están abriendo paso incluso dentro del bloque de países tradicionalmente más europeistas.
En este contexto, Giorgia Meloni, presidenta del Consejo Italiano, se encuentra siendo la figura política más pesada y estable del panorama europeo. Su figura representa sin duda una anomalía en un contexto italiano siempre muy heterogéneo y que raramente ha visto gobiernos tan largos y fuertes. Francia y Alemania, que históricamente han sido el centro de las políticas europeas, sufren dinámicas internas complejas y han dejado espacio para que la presidenta italiana ocupe el centro del escenario.
En abril de 2024, Giorgia Meloni fue incluida por la revista estadounidense Time en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo. En diciembre de 2024, POLITICO (originalmente The Politico) la señaló como la persona más poderosa de Europa.
El carisma de Giorgia Meloni es evidente. El ya famoso «¡Yo soy Giorgia, soy una mujer, soy madre, soy cristiana, soy italiana!» ha sido su grito de batalla. Su grito de normalidad contra una izquierda, que según ella, es baluarte de las anormalidades y los extranjeros, que olvida a los más necesitados y, por ende, a los italianos. El patriotismo se ha convertido en su marca registrada.
Pero no hay nada de original en lo que ella sostiene. Todos somos patriotas, hombres, mujeres, padres, creyentes o no creyentes. Esta derecha está construyendo su consenso electoral que se sostiene en el orden y sobre una realpolitik de bar, sobre el miedo al «diferente» y sobre un antagonismo contra un enemigo abstracto, habitualmente identificado en el inmigrante.
La política interna de Giorgia Meloni es, en realidad, su política exterior. El Plan Mattei, un conjunto de iniciativas de cooperación comercial en África, y las políticas de inmigración con soluciones de acogida en Albania, son solo dos ejemplos de las iniciativas que este gobierno está llevando a cabo con la promesa de resolver problemas internos mediante acuerdos exteriores. No obstante, su gran visibilidad y capacidad para tejer redes internacionales con las derechas de todo el mundo podrían beneficiar Italia. El caso de Cecilia Sala, la periodista italiana encarcelada en Irán y luego liberada con un gran esfuerzo de la primera ministra, tras un viaje relámpago a Mar-a-Lago con Trump, y de los servicios de inteligencia, es sin duda una obra maestra diplomática que debe ser reconocida al Gobierno de Meloni.
A nivel internacional, Meloni parece haber encontrado un aliado precisamente en ese Trump anti-Europa y en las nuevas derechas. La imprevisibilidad de Trump parece no preocupar a Giorgia Meloni, que, por el contrario, estrecha lazos cada vez más fuertes con la futura dirigencia republicana y con su nuevo amigo Elon Musk, con quien parece estar cerrando acuerdos comerciales y de quien parece haber recibido un gran apoyo en el caso de Cecilia Sala (según NY Times). Nada de malo, pero cuidado con los engranajes monopólicos que podrían activarse. Musk, más que Trump, es un personaje con mil facetas aún por conocer. Es visionario, sabe lo que quiere, es ambicioso y tiene grandes riquezas. Trump por ahora lo confirma a su lado, pero quién sabe en el futuro.
A nivel italiano, hay varios temas que corren el riesgo de convertirse en un boomerang en las próximas elecciones. Es sabido que las regiones del norte están considerablemente más avanzadas en el ámbito de salud pública que las del sur y cada vez están dando más espacio a la iniciativa privada. Lo público sufre problemas de décadas que no logra resolver y sobre los cuales el Gobierno de Meloni está haciendo realmente poco.
La ley sobre la autonomía diferenciada establece los principios y modalidades por la que algunas regiones pueden solicitar tener mayores competencias en ciertas materias (entre ellas la salud publica) a través de un acuerdo con el Estado y aprobado por el Parlamento. La salud forma parte de los derechos esenciales que el Gobierno debería garantizar de manera equitativa a todos los ciudadanos italianos. Entre los estándares normativos previstos por la República Italiana en cuanto a prestaciones y derechos de ciudadanía también se encuentra la salud, pero, a través de esta ley, el Gobierno está intentando transferir al Primer Ministro poderes que permitirían modificar estos mismos derechos. La Corte Constitucional, a solicitud de algunas regiones del sur, se ha expresado en contra, señalando los aspectos anticonstitucionales de la ley. La misma fue finalmente aprobada con algunos cambios, pero el proyecto político es claro.
Otro aspecto es sin duda la falta de claridad en cuanto a la política industrial a largo plazo del Gobierno Meloni. Un antiguo problema que aqueja a Italia. En las últimas décadas, los gobiernos italianos han tomado decisiones que han resultado muy negativas para el tejido industrial. Un ejemplo evidente es el abandono de la energía nuclear, a través del referéndum de 1987 tras la catástrofe de Chernobyl, sin que se tuviera una estrategia energética alternativa. Lo mismo ocurre con la industria siderúrgica italiana, olvidada por los gobiernos italianos y que, por el contrario, debería ser uno de los pilares de cualquier país avanzado. El acero italiano hoy sufre más que sus competidores europeos y chinos, víctima del aumento de los costos energéticos provocado por la crisis ruso-ucraniana.
A todo esto se suman tres grandes tendencias globales: la debilidad de la demanda, la regionalización de los mercados y la volatilidad de los precios. Consecuencia de esto está el caso ILVA, un largo proceso judicial que destruyó una histórica empresa estratégica italiana y la entregó a propietarios extranjeros. Y el cierre de Alitalia (ahora ITA Airways), que ya forma parte de Lufthansa, implica que Italia pierde gradualmente su aerolínea nacional. Finalmente, Telecom Italia (TIM) y su larga y triste historia de privatizaciones y ventas a precios bajos que comenzó en los años ´90, ahora vendida al fondo KKR. Veremos cómo se relaciona Giorgia Meloni con estos temas. ¿Se defenderá la patria?
La educación pública y la investigación cientifica presenta los niveles más bajos entre los países europeos más robustos. Una reforma educativa está a la vuelta de la esquina (prevista para marzo de 2025) que ya está causando chispas debido al carácter italianocéntrico y conservador que se quiere dar a las escuelas primarias y secundarias.
¿Y qué pasa con la oposición?
Probablemente estemos ante la oposición más débil que Italia haya tenido jamás. El panorama es complejo, fruto de los grandes cambios de los últimos 30 años, y merece una reflexión más profunda.
En la izquierda, después de la desaparición del Partido Socialista tras Tangentopoli, no quedó nada más que un partido postcomunista con carácter justicialista y asistencialista, ni socialista ni comunista, que navega dentro de un bloque duro de nostálgicos comunistas que hacen del antifascismo el tema principal de la oposición a Giorgia Meloni. No han entendido nada.
El Movimiento 5 Estrellas vive ahora un momento de gran confusión tras las grandes victorias electorales de los últimos años. Giuseppe Conte es más que un garante, es el propietario del movimiento que ha perdido su carácter popular, pero no su carácter populista.
Una gran esperanza para la alternativa a la izquierda es todo lo que se encuentra entre el Partido Democrático y la derecha en el poder, el llamado Tercer Polo (Acción, Viva Italia, etc.), un área potencialmente próspera y rica en ese justo equilibrio entre socialistas, liberales, radicales y laicos que podría haber construido la Italia de los últimos 30 años, pero que en cambio vive en un anónimo limbo electoral desde hace años.
Para concluir, Giorgia Meloni tiene ante sí la posibilidad de implementar políticas determinantes para el país, cuenta con una mayoría fuerte y las alianzas internacionales correctas. Hasta ahora, los contextos internacionales han jugado a su favor y, en el interior, vive una liderazgo evidente, pero pobre desde el punto de vista de la iniciativa política. Veremos si los nuevos equilibrios mundiales y sus iniciativas a nivel de política interna jugarán a favor o en contra de Italia.