La catástrofe son ellos

Acerca del fallo judicial contra el ministerio del “Capital Inhumano”
Por Gonzalo Armúa
El juez Casanello tomó una decisión a partir de una denuncia que había iniciado Juan Grabois: ordenó al Ministerio de Capital Humano, bajo la órbita de la ministra Sandra Pettovello, informar sobre los alimentos secuestrados hace seis meses en sus galpones, revelar la fecha de vencimiento de estos productos y presentar un plan para distribuirlos en un plazo de 72 horas.
Este fallo es un golpe directo contra el abuso, que responde a la creciente indignación generada por el secuestro de alimentos, seguido por la excusa de «preparación para catástrofes».
Es inadmisible que el ministerio de “Capital Inhumano” retenga alimentos bajo un pretexto tan burdo, sin transparencia ni responsabilidad. En un país donde millones luchan contra el hambre diariamente, esta falta de sensibilidad mínima es un insulto a la dignidad humana. La situación en Argentina es devastadora. La crisis económica ha disparado la pobreza y la desigualdad a niveles insoportables.
Más del 50% de la población vive en la pobreza, y el acceso a alimentos es una cuestión de vida o muerte. Las políticas de ajuste y miseria planificada, impuestas bajo el pretexto de estabilizar la economía, han fracasado. En lugar de traer prosperidad, han profundizado la desigualdad y sumido a millones en la pobreza. Es urgente cambiar el rumbo y priorizar políticas que promuevan el bienestar social y económico de todos, no solo de unos pocos privilegiados, que conforman la verdadera casta que se la pasa de fiesta y viajando por el mundo.
El gran argumento: “preparación para catástrofes». Si esto fuese cierto, se habrían utilizado para las diferentes catástrofes “naturales” (muchas generadas por el cambio climático que Milei niega) desde diciembre de 2023 hasta el día de hoy. Por dar algunos ejemplos lamentables para miles de argentinos y argentinas, podemos mencionar:
– Las inundaciones en el Litoral en diciembre pasado, con las fuertes lluvias que provocaron desbordes de ríos en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, que afectaron a miles de personas y causaron graves daños materiales.
– Los incendios forestales en Córdoba, en enero, generados por la ola de calor y la sequía extrema, que causaron incendios en las sierras de Córdoba, destruyendo vastas áreas de bosques nativos y obligaron a evacuaciones masivas.
– El tornado en la Provincia de Buenos Aires en febrero, que golpeó el sur de la provincia, particularmente en la localidad de Tandil, y causó daños significativos en viviendas e infraestructura.
– El Terremoto en San Juan en abril. Un terremoto de 6.5 grados en la escala de Richter que sacudió la provincia de San Juan y dejó varios heridos, más el colapso de estructuras en zonas urbanas y rurales.
– Las recientes tormentas devastadoras en el Noroeste en junio, que afectaron las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca, causando daños a viviendas e infraestructura.
En ninguno de estos casos se utilizó o puso a disposición alguna parte de los millones de kilos de alimentos que, en los términos del propio gobierno nacional, deberían usarse para esos casos. La mentira es muy berreta. En este mar de miseria, la referencia de Juan Grabois se ha convertido en un faro de dignidad, destapando las mentiras de Pettovello, del gobierno y de los periodistas militantes del sobre. La supuesta «preparación para catástrofes» es una fachada. Estos alimentos están siendo almacenados para especulación.
Las políticas neoliberales y la ideología anarcocapitalista han vendido la falsa promesa de que el mercado libre resolverá todos los problemas, pero la realidad ha demostrado lo contrario en tiempo récord. Es el estado regulando para generar miseria. La desregulación es aplicada para la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, mientras millones sufren las consecuencias de la avaricia corporativa. La crisis actual es una prueba irrefutable de que el mercado sin control no distribuye equitativamente los recursos, sino que perpetúa la desigualdad y la injusticia. Pero además, es prueba de que este gobierno interviene para hacer sufrir al pueblo pobre.
En medio de esta crisis, los movimientos sociales y las organizaciones sociales que luchan por los derechos de los más vulnerables han sido brutalmente perseguidos. Dirigentes como Juan Grabois y otros tantos que enfrentan estas políticas de forma abierta, padecen campañas de desprestigio y acoso judicial, en un intento desesperado por silenciar sus voces. Estos ataques reflejan una resistencia a enfrentar las profundas desigualdades estructurales de nuestra sociedad.
Los funcionarios y ejecutivos de este gobierno, con su silencio despreciable y su falta de transparencia, están jugando con la vida y la dignidad de las personas. Este comportamiento no solo alimenta las sospechas, sino que también pone en riesgo la salud y el bienestar de quienes podrían beneficiarse de estos alimentos. Es inaceptable que su negligencia y desinterés ante el sufrimiento de tantos no tenga consecuencias. La falta de humanidad puede tener efectos devastadores, exacerbando el hambre y desnutrición en nuestro pueblo.
Es vital que la sociedad civil, los movimientos sociales y las organizaciones populares sigan monitoreando y denunciando irregularidades. Debemos continuar apoyando y promoviendo estos esfuerzos para garantizar que los alimentos y otros recursos se utilicen de manera justa y efectiva.
En un contexto de crisis social y persecución a movimientos sociales, este fallo es un acto mínimo de justicia social, pero con un fallo no alcanza, necesitamos de toda la inteligencia, de todo el entusiasmo, de toda la fuerza y toda la organización para que la justicia social sea una realidad y no una frase que los monstruos puedan escupir cuando se les dé la gana sin ningún costo.
Esperemos que su cinismo les cueste